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Banksy

domingo, 30 de septiembre de 2007

Sobre la Regulacion y Desregulacion de los Mercados

En los años ochenta la modalidad de desarrollo latinoamericano que había imperado durante las décadas anteriores entró en crisis. Sin embargo, esto no fue un hecho estrictamente regional, ya que se enmarcó en una transformación de la modalidad de desarrollo a nivel mundial. Las características del crecimiento y desarrollo de las décadas previas a los años ochenta y los factores que contribuyeron a poner fin a sus históricamente extraordinarios dinamismos, han sido analizados detalladamente en muchos trabajos. En contraste, como es natural, está mucho menos claro cuáles serían las características de la nueva modalidad de desarrollo, tanto a nivel global como para la región latinoamericana. En una primera fase predominó la visión que ponía énfasis en la necesidad de desregular los mercados porque las regulaciones previamente existentes se volvieron ineficientes e ineficaces en el nuevo contexto de la economía global, o por el convencimiento de que el intervencionismo como tal afectaba negativamente al crecimiento y al desarrollo. Sin embargo, una serie de crisis nacionales y, desde el segundo semestre de 1997, la crisis asiática y los acontecimientos siguientes en otras regiones y a nivel global, han reforzado la discusión sobre la necesidad de una regulación adecuada por sobre los beneficios de la desregulación.

Esta discusión se centra en los temas de los flujos internacionales de capital y de la organización de los sistemas financieros nacionales y podría constituirse en paradigmática para la regulación de otros mercados, ya que se pretende dar sostenibilidad al crecimiento económico por medio de una regulación eficiente que reduzca la volatilidad y la vulnerabilidad de los mercados parciales y de las economías nacionales, regionales y global.

La discusión sobre la regulación adecuada de los mercados mencionados ha ganado espacio sólo recientemente. En contraste, respecto a las instituciones del mercado de trabajo nunca se había impuesto la posición que favorece una desregulación extrema. Si bien esta opinión estuvo presente durante las décadas pasadas, en general prevaleció la posición de que para el mejor funcionamiento del mercado laboral, desarmar la institucionalidad laboral no es la mejor solución. Más bien sería preferible desarrollar una regulación adecuada, con ajustes de estas instituciones que toman en cuenta los cambios en las condiciones socio-económicas prevalecientes.